miércoles, 22 de abril de 2015

Soldadito marinero, otra de desamor


El talento del letrista Fito Cabrales y su banda  "Los Fitipaldis" se unen para mostrarnos en una canción el daño que puede provocar una mala elección sentimental. 

Estos versos llenos de sinceridad y sencillez cuentan una historia sacada directamente de la vida misma. Y como en este tipo de historias todos nos sentimos protagonistas, os quiero hacer protagonistas a vosotros también.

Escucha la canción subtitulada y contesta a las actividades que propongo al final.


 


Soldadito marinero (Si no puedes ver este vídeo, pincha en el título de la canción para ir directamente al vídeo en mi unidad de Google Drive) 

Él camina despacito 
que las prisas no son buenas.
En su brazo dobladita, 

con cuidado la chaqueta,
Luego pasa por la calle 

dónde los chavales juegan
Él también quiso ser niño 

pero le pilló la guerra.

Soldadito marinero 

conociste a una sirena
de esas que dicen te quiero

 si ven la cartera llena
Escogiste a la más guapa

 y a la menos buena
Sin saber como ha venido

 te ha cogido la tormenta

Él quería cruzar los mares

 y olvidar a su sirena
la verdad, no fue difícil 

cuando conoció a Mariela
que tenía los ojos verdes

 y un negocio entre las piernas
Ay que ver qué puntería,

 no te arrimas a una buena.

Soldadito marinero 

conociste a una sirena
de esas que dicen te quiero 

si ven la cartera llena.
Escogiste la más guapa 

y a la menos buena
Sin saber como ha venido

 te ha cogido la tormenta

Después de un invierno malo, 

una mala primavera
dime por que estas buscando 

una lágrima en la arena



Actividades (Nivel B2)



1.Responde a las siguientes preguntas sobre la canción. Justifica tus respuestas con los versos de la canción. 



-¿Qué edad crees que tiene el protagonista? 

-¿Cómo fue su infancia?

-¿Cómo era la primera mujer que conoció? 
-¿Quién es Mariela?
-Explica que quiere decir "después de un invierno malo, una mala primavera".
-¿A qué crees que alude la palabra "sirena" en estos versos? 


2.Investiga un poco más sobre la historia de la banda y los comienzos en la música de Fito Cabrales. Elabora un resumen de lo que hayas encontrado y preséntalo a tus compañeros. 

3. Busca una canción que te guste y explica a tus compañeros por qué la has elegido y su tema o argumento.  

4. Ahora, si estás lo suficientemente inspirado, inventa una canción de desamor. Y si te atreves, y quieres demostrarnos tus dotes artísticas, cántasela al resto de la clase. 


domingo, 19 de abril de 2015

Un desayuno especial

Durante mi estancia en Bruselas como asistente de español, uno de los profesores de la escuela en la que estaba llevó este corto al aula. Tuvo mucho éxito ya que es un fantástico material didáctico con muchas posibilidades de explotación. Los estudiantes se sorprendieron y disfrutaron mucho viéndolo. El autor es el cántabro Nacho Vigalondo. Espero que lo disfrutéis como yo cuando lo vi por primera vez en Bruselas. :)



jueves, 16 de abril de 2015

Lectura del Capítulo Noveno, "Platero y yo"




Las brevas

Fue el alba neblinosa y cruda, buena para las brevas, y, con las seis, nos fuimos a comerlas a la Rica. 

Aún, bajo las grandes higueras centenarias, cuyos troncos grises enlazaban en la sombra fría, como bajo una falda, sus muslos opulentos, dormitaba la noche; y las anchas hojas — que se pusieron Adán y Eva— atesoraban un fino tejido de perlillas de rocío que empalidecía su blanda verdura. Desde allí dentro se veía, entre la baja esmeralda viciosa, la aurora que rosaba, más viva cada vez, los velos incoloros del Oriente...

Corríamos, locos, a ver quién llegaba antes a cada higuera. Rociíllo cogió conmigo la primera hoja de una, en un sofoco de risas y palpitaciones “Toca aquí.” Y me ponía mi mano, con la suya, en su corazón, sobre el que el pecho joven subía y bajaba como una menuda ola prisionera. Adela apenas sabía correr, gordinflona y chica, y se enfadaba desde lejos. Le arranqué a Platero unas cuantas brevas maduras y se las puse sobre el asiento de una cepa vieja, para que no se aburriera. 

El tiroteo lo comenzó Adela, enfadada por su torpeza, con risas en la boca y lágrimas en los ojos. Me estrelló una breva en la frente. Seguimos Rociíllo y yo y, más que nunca por la boca, comimos brevas por los ojos, por la nariz, por las mangas, por la nuca, en un griterío agudo y sin tregua que caía, con las brevas desapuntadas, en las viñas frescas del amanecer. Una breva le dió a Platero, y ya fue el blanco de la locura. Como el infeliz no podía defenderse ni contestar, yo tomé su partido; y un diluvio blando y azul cruzó el aire puro, en todas direcciones, como una metralla rápida. 

Un doble reír, caído y cansado, expresó desde el suelo el femenino rendimiento.